La leche es un pilar básico de la
alimentación en nuestra sociedad, y esto es así porque así nos lo ha enseñado la
cultura en la que vivimos. Sabemos que tiene una gran importancia para el
crecimiento y desarrollo de nuestros hijos, sin embargo, somos conscientes que
esta es muy importante sobre todo en los primeros meses después de nacer
(lactancia materna). Pero ¿Qué pasa cuando ya no toma leche materna nuestro
hijo? Le damos leche de otro animal porque tenemos el concepto de que esta
tiene muchas fuentes importantes para ese correcto desarrollo, cuando en
realidad podemos obtener los mismos beneficios con diferentes fuentes de
alimentos.
¿Alguna vez has escuchado la
frase de Ludwig Feuerbach de ‘Somos lo que comemos’? Pues bien, es cierto y
ahora te explico por qué. La leche de vaca tiene una proteína llamada caseína
que al llegar al cerebro tiene los mismo efectos que tiene una droga, por lo
que nuestros niños al estar bajo el efecto de esta sustancia son niños adictos
a los lácteos, son niños más inquietos, con mayor facilidad para realizar
berrinches y más hiperactivos, provocando así que sean niños con mayores reportes
en la escuela y con menos disposición para aprender y seguir indicaciones.
Es por ello que te recomiendo que
disminuyas y/o evites a medida de lo posible la cantidad de consumo de lácteos
y sus derivados. Aquí te comparto algunos tips de cómo hacerlo:
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Es importante que sepas que el crear el nuevo
hábito (dejar los lácteos) lleva tiempo. Es por eso que te recomiendo que sea
paulatino. Ya que si lo dejas de una, el cuerpo de tu hijo y el de tu familia lo
resentirá y en vez de ver mejoría, podría tener efecto contrario. Es por ello disminuye
paulatinamente la ingesta de la leche. Si tu hijo se toma 3 vasos de leche el
día, trata de disminuírsela a 2 vasos y medio durante 3 días seguidos. Y
posteriormente, a 2 vasos, así hasta que logres eliminarla. Y en el caso de los
derivados de la leche como el queso o yogurth, elige eliminar uno de ellos cada
semana.
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Sustituye la leche por lechadas vegetales, como
la de arroz, coco o almendras. En caso de que no quieras hacerla, puedes
comprarla en cualquier supermercado. Por el calcio no te preocupes, las
lechadas también lo contienen. Además, el calcio se obtiene de todos los
alimentos verdes.
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Recuerda leer siempre las etiquetas y saber qué
contiene cada producto.
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En ocasiones puede ser complicado no consumirlo
por distintas circunstancias, por lo que te recomiendo si lo haces sea en una
porción muy pequeña y muy a la larga.
Dra. Thalía Cristina Leyva Torres
Coordinadora
AFYCC
Médico
Certificado LINCA
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