lunes, 7 de marzo de 2016

La Culpa






Un monstruo terrible con tentáculos que lanza fuego, así más o menos es la culpa cuando la instalamos en nuestras vidas, dejando que sea quien la controle.

Sentir culpa es muy común entre los seres humanos y hasta es sano sentirla, ya que nos permite adaptarnos socialmente y reconocer nuestros errores. Lo preocupante de todo es  cuando se presenta de forma frecuente y adoptamos el rol de víctimas, apareciendo el “monstruo” que hemos creado lleno de recuerdos dolorosos que nos permite sufrir por los daños que de acuerdo a nuestro sistema de creencias hemos causado, manifestándose de muchas maneras: malestares físicos, psicológicos y emocionales. La culpa es determinada por la cultura, la familia, la sociedad y nosotros mismos. Lo negativo es cuando se convierte en un obstáculo para nuestro bienestar.

Nos sucede mucho a los que somos padres, que desarrollamos culpa por diversas situaciones, ya sea porque trabajamos y no le dedicamos el suficiente tiempo a nuestros hijos(as), por regañarlos o castigarlos, por no comprarles lo que nos pidieron, por habernos divorciado, por dedicar muchas horas del día a la terapia o a las clases extracurriculares, por querer que coman nutritivamente, por no dejarlo ir a una fiesta o reunión y hasta por decir NO, pero, ¿Piensas vivir culpándote por lo que haces o no haces?, ¿Te satisface la lástima?, ¿Te consideras víctima o victimario? Una vez contestadas estas preguntas es muy probable que tengas las respuestas a lo que necesitas hacer. 

Al evaluar las consecuencias de tus actos podrás determinar si estás haciendo lo correcto y las cosas que hay que cambiar, nadie sabe mejor que tú lo que hay que hacer.
Aquí algunas cosas para tomar en cuenta:

·         Detente al descubrir el sentimiento de culpa cuando aparezca o cuando tú eres quien culpa.
·          Observa la situación como si estuvieras fuera de la escena, te permitirá analizar  desde otra perspectiva.
·         Mentalmente ponte en el lugar de la otra persona, y trata de sentir lo que sucede con ella; puede que surja una manera diferente de afrontar la situación.
·         Reparte la responsabilidad a quien le corresponda, puede ser que no sea totalmente tuya y tomes algo que no te pertenece.
·         Aprovecha la oportunidad de reconocer si te equivocaste, si es posible, pide una disculpa y aprende de esa experiencia.

“Una de las desgracias de nuestra época es que, al querer deshacernos de los sentimientos de culpa injustificados, también hemos relegado al olvido muchos que eran justificados”

Louis de Bonald


Psic. Maira Germán Gutiérrez.
Educación Continua
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