“Mi hijo no me hace caso”, “Mi hijo es muy
hiperactivo”, “Me reportan muy seguido a mi hijo en la escuela”. Éstas son sólo
algunas de las frases frecuentes que escucho mencionar, y mi respuesta ante
esto es: ¿Qué es lo que come tu hijo en un día, normalmente? Y, ¿por qué les pregunto algo que aparentemente
no tiene nada que ver? Resulta que la alimentación es básica para el
comportamiento y rendimiento de tu hijo.
El gluten
es la proteína que contiene el trigo, cebada y centeno. Por lo que se encuentra
en pastas, tortillas de harina, pan,
galletas, pasteles, cereales, en algunas salsas de soya u otro producto que ni
nos imaginamos, por eso es importante leer las etiquetas de los productos y si
dice trigo, cebada o centeno, tiene gluten.
Un reconocido
neurólogo en E.U., miembro del Colegio Estadounidense de Nutrición, David
Perlmutter, comenta en su libro “Cerebro
de Pan” que el trigo no es el mismo de antes, ya que ahora se mezclan
diferentes plantas de trigo (modificadas en laboratorio), para crear esa
combinación perfecta de grano que tanto nos gusta. Por lo tanto, nuestro
intestino no está diseñado para digerir esa modificación, produciendo
alteraciones no solamente en el intestino, sino también cerebrales: “La gente intolerante al gluten puede tener
problemas en la función cerebral y no presentar problemas gastrointestinales de
ningún tipo” (Perlmutter, 2014: 68). Y resulta ser, que gran parte de la
población presentamos alguna alteración (visible o no) cuando consumimos gluten.
Al igual
que la caseína, el gluten llega al cerebro a través de la inflamación intestinal
que produce al ingerirse, y según Perlmutter, se adhieren a los receptores de
la morfina (droga) en el cerebro, por lo que produce una sensación placentera, de
bienestar y euforia. Entre las alteraciones cerebrales se encuentra el autismo,
hiperactividad y déficit de atención, migrañas, cansancio mental, así como alteraciones
gastrointestinales como la mala absorción de los alimentos disminuyendo la
retención de nutrientes, estreñimiento, dolores abdominales, hinchazón, gases,
entre otros.
Por lo que,
si nuestro hijo se encuentra consumiendo productos con estas sustancias, se
encontrará bajo los efectos de una “droga”, haciendo que sea hiperactivo,
disminuya su rendimiento escolar, por ende su aprendizaje, que no siga
indicaciones, etc. Y, si su cerebro está bajo los efectos de esta sustancia,
será un cerebro poco dispuesto a aprovechar al máximo su potencial.
Es por ello
que te recomiendo buscar o hacer en casa tus propias recetas, utilizar harina
de maíz, almendra o arroz como una manera de sustituir paulatinamente la harina
de trigo. Es importante disminuir su
ingesta para que tu hijo aproveche al máximo sus capacidades.
El cerebro de tu
hijo está en tus manos.
Dra. Thalía Cristina Leyva Torres
Coordinadora
AFYCC
Médico
Certificado LINCA
afycc@estrella guía.mx
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