NUNCA
debemos verlos con lástima, sino debemos unir esfuerzos para dar a
conocer las múltiples alternativas para ayudarlos junto con sus
familias, porque esto es trabajo en equipo.
Por Crisia Santos.
Me convertí en
madre siendo muy joven y así con mi inexperiencia y juventud tuve que
vivir un episodio sumamente difícil cuando mi primer hijo llegó al
mundo.
Mi embarazo fue hermoso, lo disfrute muchísimo y estaba emocionada
esperando el momento del nacimiento de mi hijo. En el preciso momento
del parto algo no salió como lo esperábamos y mi hijo sufrió de hipoxia
(falta de oxígeno) lo cual le ocasionó una lesión cerebral.
Mi pequeño bebé estuvo hospitalizado por 8 larguísimos días, con un
pronóstico reservado y mucho dolor. Gracias a Dios y a la intervención
de los médicos fue dado de alta, con la advertencia de que estuviéramos
muy pendientes de su desarrollo porque podría tener alguna secuela.
Siendo un bebé yo lo veía tan normal como todos, fue hasta que empezó a
crecer (primeros meses de edad) que los médicos detectaron que su
desarrollo motriz (todo lo relacionado al movimiento) no iba de acuerdo a
su edad.
Después de evaluaciones y estudios algunos médicos me decían que tenía
retraso psicomotor, otros parálisis cerebral; unos decían que sí se
pueden recuperar, otros que algo se habrá de lograr y algunos que no hay
cura.
Hoy, más de 8 años adelante mi hijo sigue en esa constante lucha por
buscar su rehabilitación, y nótese que “rehabilitar” quiere decir
“volver a la función normal”, y es lo que estamos buscando; que mi hijo
sea totalmente independiente, y que tenga una vida normal y feliz.
Pero hoy me encuentro en el proceso… y hemos recorrido ya un largo
camino en el cual he aprendido que términos médicos y diagnósticos hay
muchos, también hay quien dice que tu hijo se va a poner bien y quien te
dice que no.
Aquí lo importante es darse cuenta que no importa el nombre o etiqueta
que lleve la condición del niño o niña, simplemente es una persona con
lesión cerebral y es imperativo buscar todas las alternativas para
ayudarlos.
Mi hijo tiene prácticamente toda su vida realizando terapias de
diversos tipos, desde terapia física, estimulación neurológica, sesiones
en cámara hiperbárica, natación, etc.
Actualmente se encuentra cursando tercero de primaria en una escuela
regular. Afortunadamente la capacidad intelectual de mi hijo está
intacta, es decir, le gusta, desea y piensa como un niño de su edad. El
requiere de ayuda para realizar todas sus actividades, desde
alimentarse, asearse, mantenerse sentado, etc. Pero aun así, su avance
ha sido enorme, ya que su lesión cerebral fue catalogada como severa, y
paso a paso vamos avanzando y se con certeza que llegaremos muy lejos.
Podría pasar mucho tiempo hablando de mi experiencia, pero es solo un
caso en millones de niños “especiales” que hay en el mundo. Lo más
importante es dar el mensaje de que existen muchos medios y alternativas
para sacarlos adelante, lo más que se pueda, no solo conformarnos con
“darles mejor calidad de vida”, sino ayudarlos, empujarlos a que vivan
su propia vida en plenitud.
Considero que el punto más importante es verlos como lo que son, seres
humanos como tú y como yo. No importando su condición física, su
capacidad intelectual o su aspecto; todos sienten, perciben, anhelan,
desean, sueñan, como tú y como yo.
NUNCA debemos verlos con lástima, sino debemos unir esfuerzos para dar a
conocer las múltiples alternativas para ayudarlos junto con sus
familias, porque esto es trabajo en equipo.
La próxima vez que veas a un niño especial lo verás distinto. En él o
ella existe una gran fortaleza y ganas de salir adelante, es nuestro
deber darles el mismo trato que a los demás y ayudarlos en la medida que
nos sea posible…y más.
Crisia, Mamá GUÍA
2 comentarios:
Que preciosa entrada!
Sois una familia muy valiente, un abrazo!
Hola Sonia muchas gracias por tu comentario. ¿Es un verdadero ejemplo no te parece?. Un abrazo.
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